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Editorial 831



Cuida tu mente


La estructura mental es el conjunto de elementos (ideas, creencias, sentimientos, valores, motivaciones, hábitos, control emocional, etc.) que constituyen el soporte de la personalidad y determinan el grado de desarrollo, de éxito y de felicidad.


Una estructura mental sólida es algo así como la base de un edificio. Una base consistente permite construir muchos pisos y garantiza su estabilidad frente a los desastres naturales. Por el contrario, una persona con estructura mental débil (falta de ideas, de convicciones, de valores, de motivaciones y de control emocional, es víctima, en primer lugar de sus intintos y pasiones, del egoísmo, de la corrupción y de la mediocridad, y en consecuencia, también será víctima de la agresividad de la sociedad.


Los padres, conocedores de esta realidad, tratan de inculcar a sus hijos principios, valores, disciplina y responsabilidad, porque saben que son la roca firme sobre la que podrán construir una vida segura y feliz.


Cada estructura tiene una función de acuerdo a su naturaleza. La estructura ósea o esqueleto tiene como función dar soporte al cuerpo. La estructura organizativa de una empresa está diseñada para que cada persona y cada departamento funcionen de forma sincronizada y eficaz, de acuerdo a los objetivos para los cuales ha sido creada la empresa. De forma similar, el objetivo de la estructura mental es lograr que cada persona en particular y la sociedad en general se desarrollen correctamente y cumplan con los objetivos de la evolución.


El objetivo de la evolución no es que las personas tengan que padecer crisis, fracasos y frustraciones, sino que logren su máximo desarrollo y alcancen el éxito y la felicidad. Para lograr estos objetivos, la naturaleza nos ha provisto de unas leyes que debemos conocer y respetar y nos ha dado una inteligencia, una conciencia y el libre albedrío para que seamos protagonistas de nuestro destino. Ahora bien, cada persona es libre y responsable de lo que hace y de lo que deja de hacer. Al final, la naturaleza aplica automáticamente sus leyes y premia o castiga a cada persona según sus acciones. Por tanto, a cada persona le va en la vida como merece que le vaya, de acuerdo a su actitud y decisiones.


Puestas las premisas se siguen las consecuencias lógicas. De aquí lo importante que es desarrollar desde niño una estructura mental sólida que nos garantice el éxito y la felicidad.
La crisis que padecen las personas y la sociedad, se debe a la falta de estructura mental, al fracaso de la familia, de la escuela y de la religión, debido a que no han sabido inculcar los valores. También se debe a la influencia de una sociedad materialista.


Los valores son la muralla de contención que nos protege de los instintos, del egoísmo, del libertinaje y de la corrupción. Los valores son la muralla que separa la barbarie de la civilización.
La experiencia y la historia nos enseñan que las personas y las sociedades se desarrollan mientras son impulsadas por principios, valores e ideales y degeneran cuando se debilitan sus estructuras mentales (intelectuales, morales y espirituales)


Muchos afirman que los valores están en quiebra. En realidad, los valores: (como la verdad, la justicia, la amistad, la honestidad, etc. son eternos y jamás estarán en quiebra. Quienes están en quiebra son las sociedades y las personas. No sin razón, las madres de todo el mundo enseñan a sus hijos a ser honestos, justos, amistosos... porque saben que estas cualidades constituyen la fortaleza de su personalidad.


Vivimos en una sociedad mediocre que ofrece placeres y libertades de forma inmediata. Frente a esta oferta tentadora resulta difícil implantar una disciplina moral. Sin embargo, los hijos aman a sus padres y este amor les da el poder de formar su conciencia. Esta labor debe iniciarse desde los primeros años porque después ya es tarde.


Todos nosotros tenemos unos padres que nos han enseñado valores, lo que hace que en el fondo tengamos una buena estructura mental, pero tal vez se ha deteriorado en el rodar de la vida. Tal vez nos hemos olvidado de la fe que con tanto amor nos enseñaron nuestros padres. Tal vez no hemos olvidado de que existe Dios o lo hemos relegado al fondo de nuestra memoria y de nuestro corazón. Tal vez nos hemos olvidado de la Virgen, a quien amamos con mucha ternura en la infancia. Tal vez hemos aprendido a ser hipócritas e insensibles. Tal vez hemos ido dejando nuestra alma por el camino. Si esta es tu historia, necesitas recomponer tu estructura mental, moral y espiritual, de lo contrario se impondrá la parte oscura de la mente.


La naturaleza se rige por muchas leyes, una de ellas es la Ley de Integración que favorece el desarrollo de la estructura mental. Se le opone la Ley de Desintegración o Ley de Entropía, cuya función es sacar de circulación lo que no funciona. Esta ley no mata físicamente, mata mentalmente, moralmente y espiritualmente. Son muchas las personas mentalmente muertas que deambulan por la vida sin rumbo y sin destino.


Vivimos en una sociedad que tiene un barniz de cultura, pero en el fondo es muy ignorante y débil desde el punto de vista psicológico, moral y espiritual. Se pliega fácilmente a las ofertas de placer y libertad que le brinda la sociedad sin medir las consecuencias de sus actos.


El ser humano posee una inteligencia y una conciencia que le permite discernir entre el bien y el mal, pero la inteligencia es sólo una capacidad potencial que necesita desarrollarse para que funcione como tal.


Cada persona es responsable de sí misma, más alla de las circunstancias. Cada persona decide ser ética o no, luego se producen las consecuencias de forma automática. Muchas consecuencias se producen al poco tiempo, otras se hacen efectivas después de muchos años. Hoy, todos estamos pagando las consecuencias de errores que cometimos en el pasado por no tener una estructura mental consistente, y dentro de unos años pagaremos las consecuencias de los errores cometidos en la actualidad; así como también recibiremos los beneficios por todo lo que hacemos bien.


Aprende a quererte y a respetarte porque aparte de ti, nadie puede salvarte.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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